lunes, 25 de noviembre de 2013

Mis ganas de amar.


 Octubre de 2012.

Suspiros, mariposas, amor y sonrisas.
Doce de octubre de dos mil doce, once y dieciocho de la mañana.

Hoy es un día normal o un día más para todos, para mi solo significas tú.

Tal vez no sea la forma más especial, grande, agradable y bonita de expresarte lo feliz que se siente estar a tu lado. Y verte sonreír, pero en realidad no soy tan creativa, no sabía como hacer y pues opté por escribirte.
Escribirte, que me alegras la vida, me la cambiaste por completo y no entiendo de que manera, eres como la caja de sorpresas que siempre esperé. No hallo como agradecerte tanto, te lo juro, con el dedito meñique.
¿Sabes? Ese día que me preguntaste por qué me gustabas, y yo no supe qué contestarte; desde ese día estoy pensando una respuesta para ti. Y pues nada, no la tengo. Todavía no sé qué es.
Solo sé que tienes algo especial, porque en general a mí no me gusta nada, ni nadie, la gente no me gusta. Es bien raro. Debes tener algo que no tiene todo el mundo. Lo peor: lo sigo viendo, sin saber qué es. Y me lo has preguntado varias veces, y lo único que suena es el silencio, me dejas sin palabras, es como algo mágico, indescriptible.



No sé, si sea un secreto para ti que me gusta despeinarte, que me gusta tu olor, es tan tuyo. Me encanta como besas, o bueno, como me besas.
El problema fue conocerte, digo problema, porque ya no te pretendo nunca dejar. Hablarte, saber cómo pensabas, conocer tus gustos y tus disgustos; lograron enamorarme sí, porque me enamoré, me enamoré de todo eso. Y la pregunta de todos o tal vez los que “me conocieron” fue, ¿Tú? ¿Enamorada? ¡INCREIBLE! Sí, tal vez sea increíble o simplemente algo diferente, porque yo nunca pensé amar a alguien con tanta fuerza. Es increíble, tantas palabras y sentimientos guardados, y tan pocas ganas de expresarlos. Yo nunca quise expresarle nada a nadie.
Pero apareces tú y lo cambias todo por completo.
Deseo que tengas claro que no quiero sacarte de mi vida, así, como si nada. No, me niego a no tener un futuro contigo, porque tú, tú tienes ese poder que poseen pocos y anhelan muchos, ese poder de hacerme sonreír, como y cuando tú quieras. Ese poder de pintarme una sonrisa y hacerme soñar con la tuya. En pocas palabras, eres esa tilde, en la “a” que le falta a cualquier lugar para ser mágico. Y sí, por ahora y no sé por cuánto tiempo más, seguirás siendo ese, en el que piense todas las noches antes de dormir.
A mí me hace feliz que me prestes un poquito de atención, que me regales un poco de tu tiempo, que me muerdas dos o tres veces los labios y que me robes una que otra sonrisa. Y así podría pasar mi vida entera aunque, el tiempo transcurre, pasan los minutos y vuelvo a pensar en Juan. Ahora me pregunto si estará despierto, y si es así, ¿estará pensando en mí?



Hay días en los que recuerdo esa química instantánea que podía matar cualquier historia, esa fluidez desde el inicio de cada conversación, esas miradas tímidas con pánico de encontrarse, con miedo de ser sorprendidas buscándose mutuamente. Recuerdo cuando me compraste un dulce y me dijiste que te lo pagara con sonrisas, que con eso bastaba. Qué detalle.
Recuerdo mi sonrisa, una diferente, llena de esperanzas y ganas de besarte. Nos recuerdo ese día haciendo planes a futuro, con tan solo meses de intentar conocernos. Planes diferentes, llenos de libros, películas, obras de teatro y música. Algo diferente a todo.

Ese día me fui a dormir con una sonrisa nueva. Cerré los ojos con la impresión de que estabas hecho a la medida de mis sueños, solo para mí. Me pregunté dónde habías estado todo ese tiempo. Pensé que había valido la pena tanta espera, tantas desilusiones; en ese momento entendí que tenía sentido haberla cagado tanto, haberme equivocado tanto. Pensé y pienso que eres “ese chico”, el diferente, el que lo cambiaría todo, el que tanto había buscado.

Ahora recuerdo cuando empezamos a hablar, tenía tantas ganas de conocerte, esas ganas que siguen titilando en el aire, quiero saber más de ti… Hasta que uno de los dos desaparezca…




Se acabó esta carta, Juan, pero no el amor.

Te amo.




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