jueves, 9 de enero de 2014

Querido Juan


Enero 2013.

¿Sabes? dicen que las relaciones, más inesperadas siempre duran más. Y es cierto ni tú ni yo creeríamos estar juntos algún día, y ahora no puedo alejarme de ti, ya no puedo encontrar palabras para definir ningún sentimiento que no sepas, algo que yo no te haya dicho, algo que desconozcas, por que cualquier palabras que menciones para demostrarte que es real, que es amor. Ya la he dicho antes, puedo decir que eres lo más valioso, lo que en mi vida desee. Yo no quería un súperhéroe con capa o súperpoderes, o un príncipe azul que viniera en mi rescate con su caballo blanco, o alguien que me regalara la luna, ni siquiera quería una estrella. Quería alguien, que me sacara una sonrisa, y no por un mal chiste, sino por solo mirarlo, alguien que fuera la razón, por la cual todos preguntaran ¿Y ese brillo en tus ojos? Que no se avergonzara de caminar por la calle de mi mano, ese que al despertar sea mi primer pensamiento, y al acostarme imaginarlo abrazándome en mi cama. Y llegas tú, no siendo un chico "perfecto" ni el "ideal", solo siendo tú. Siendo ese que no le interese lo que piensen de el, que es muy torpe al tropezar, ese que aunque esté sufriendo tendrá una buena actitud frente a los demás, ese con el cual puedes hablar horas y horas sin aburrirte, que siempre tendrá una frase que te hará molestar y lo recomenzará con un mal chiste, que con solo una palabra te saque una sonrisa. Que no necesita, hablar mal de nadie, para sentirse grande, que haga esa maña, en su nariz aún cuando no tenga comezón, o que se toque el cabello cada siete minutos, o que me abrace en la calle casi sin dejarme caminar, y aunque lo odie lo continúe haciendo, que de cosquillas me haga llorar. Ese ser incomprensible, pero único, valioso, interesante.

Te hablo a ti Juan, no necesitas ser perfecto, para ser feliz, necesitas ser tú mismo. No necesitas entender esto que escribo, necesitas sonreír, porque pienso en ti, todo el tiempo. Y contar hasta diez, porque el número diez, es muy bonito.
Digo que sí horribles son tus ojos cuando me miras, sólo horribles porque me roban, me dan tres vueltas y me dejan sin aliento, y hasta mi nombre olvido. Y de tú extraña forma de hablar. De esa forma de envolver, de engatusar, de hacerme creerte, de enamorarme, de suspirar.
Estúpida tu forma de pensar, de pensar que me tienes justo ahí junto a ti y que además sea completamente verdad y ridículo ese gesto en tú cara cuando no me entiendes nada, ridículo por tierno, ridícula yo porque lo adoro. Torcida tú sonrisa, llena de propuestas decentes, indecentes, traviesas y santurronas, de amor también, de locuras de adolescentes. Enredado tú cabellos entre mis dedos, enredado tal vez nuestro futuro que de el no tengo más que decirte, que es incierto y que no sabemos qué pasará pero que, al final, no queda más que decirte que eternos vamos a ser.



Te amo. Doce de enero del dos mil doce. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario